Las responsabilidades de Japón:
el G20, el G8 y el APEC
Naoto Kan, Primer Ministro de Japón
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Japón, además de estar comprometido a colaborar con la recuperación económica mundial, pretende promover la integración regional y el crecimiento inclusivo en la región de Asia-Pacífico en su calidad de presidencia del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico del 2010.
Estamos viviendo una época de nuevos retos. Nunca antes había sido tan importante una acción internacional coordinada como ahora. A medida que el mundo va cambiando drásticamente, las cumbres del G8 y del G20 en Canadá y la reunión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en noviembre en Japón ofrecen importantes oportunidades. Las responsabilidades que pesan sobre Canadá y Japón no son algo menor.
La economía mundial ya superó su peor momento; sin embargo, no debemos ser autocomplacientes con respecto a las condiciones económicas actuales. La tasa de desempleo sigue siendo alta en muchos países. Tenemos que lograr un crecimiento inclusivo que permita a las personas sentir que su vida diaria está mejorando. Cuando visite Canadá, país de naturaleza exuberante y rico en diversidad cultural, espero tener la oportunidad de sostener un debate franco acerca del futuro de la economía mundial con el Primer Ministro Stephen Harper y los demás líderes.
Para asegurarnos de que la economía mundial lleve a cabo la transición hacia un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado, debemos perseverar todos en nuestros esfuerzos hasta lograr que la recuperación se haya asentado completamente. Por otra parte, necesitamos entender mejor cómo las políticas que persigue cada país individualmente podrían tener colectivamente un impacto sobre la economía mundial.
El presupuesto de Japón del 2010 ha establecido nuevas políticas destinadas directamente a apoyar a los hogares, tales como las prestaciones familiares y la matrícula en la enseñanza media realmente gratis. Haré un esquema de la trayectoria hacia una consolidación fiscal a mediano y largo plazo y revisaré las asignaciones presupuestarias de manera más resuelta a fin de modificar la estructura socioeconómica de Japón y buscar nuevas oportunidades que permitan el crecimiento económico. Haciendo realidad una economía sólida, con finanzas públicas sólidas y una seguridad social sólida en conjunto, reconstruiré la economía japonesa, contribuyendo así a la recuperación de la economía mundial. Transmitiré este mensaje a los demás países miembros del G8 y del G20. Al hacerlo, pretendo invitar a las economías emergentes a que cumplan con sus responsabilidades: sólo mediante una colaboración estrecha lograremos hacer que la economía mundial retome con paso firme el camino hacia un crecimiento vigoroso.
En la Cumbre de Pittsburgh en septiembre de 2009, designamos al G20 como el principal foro para la cooperación económica internacional. Japón estima que el G20 ofrece una oportunidad importante a los países desarrollados y a las economías emergentes para que analicen el manejo de la economía mundial. En la Cumbre de Toronto, se requiere hacer un trabajo adicional a fin de lograr la recuperación y el crecimiento sostenible, fortalecer el sistema normativo financiero y reformar las instituciones financieras internacionales. En particular, y tal como lo acordó el G20 en Pittsburgh, es importante la puesta en práctica continua del Marco para un Crecimiento Sólido, Sostenible y Equilibrado para la evaluación mutua de las políticas económicas. Además, debemos continuar desplegando esfuerzos a nivel mundial por establecer un sistema normativo y de supervisión del sector financiero más sano y más robusto, reflejando el hecho de que la crisis fue ocasionada en parte por no haber controlado el sistema financiero que nosotros mismos creamos.
Asia se está recuperando rápidamente de la crisis, demostrando su capacidad de adaptación. Está dando un impulso a la economía mundial gracias a su vigoroso crecimiento. Cada vez más, la región de Asia-Pacífico está haciendo sentir su presencia como núcleo del crecimiento económico mundial, y Japón goza del privilegio de asumir la presidencia del APEC en el 2010. Este año constituye un hito para las economías industrializadas que pertenecen al APEC en el cual se lograrán los Objetivos de Bogor en cuanto a apertura y liberalización del comercio y la inversión. Por consiguiente, como presidente del APEC en este año tan importante, pretendo reconfigurar el APEC conforme al siglo XXI, bajo el tema de ‘Cambio y Acción’.
Bajo la presidencia de Japón, el APEC promoverá una mayor integración regional y desarrollará estrategias de crecimiento de mediano y largo plazo para toda la región. Estas estrategias de crecimiento deberán generar un crecimiento inclusivo, el cual beneficie no sólo a unos pocos, sino a todos, y deberá resultar en crecimiento sostenible, prestando atención al medio ambiente y a la energía. Pretendo promover, a través de esas medidas y conjuntamente con otros esfuerzos a nivel regional, la iniciativa destinada a crear una Comunidad del Este Asiático.
Inmediatamente después de la Cumbre del G20 en Seúl en noviembre, se celebrará la reunión de líderes del APEC. Apoyo firmemente a Corea, nuestro importante vecino, en su calidad de país anfitrión de la cumbre del G20, y comprometo mi máxima colaboración en pos de su éxito. Es mi intención que Japón incremente la sinergia entre el G20, el G8 y el APEC abriendo un espacio para que las voces y experiencias de la región del Asia-Pacífico sean escuchadas en el mundo a través del G20 y del G8 y, al mismo tiempo, transmitiendo los mensajes de parte del G20 y del G8 al APEC de perseguir un desarrollo equilibrado en la región.
Al intentar conseguir un crecimiento inclusivo, no deberíamos descuidar la pobreza ni otros retos que enfrentamos a nivel mundial. Los niños a lo largo del mundo entero se merecen una sociedad que haga realidad la seguridad humana – una sociedad donde no sientan hambre, libre de enfermedades infecciosas, minas antipersonales o conflictos, una sociedad en la cual tengan acceso a agua inocua y a educación primaria y donde sus derechos humanos sean respetados.
El cambio climático es otro desafío que merece atención. La amenaza del calentamiento global es real, y este año la comunidad internacional se verá sometida a prueba de si es capaz o no de emprender una acción coordinada para adoptar un nuevo documento jurídico exhaustivo. Japón se ha fijado un objetivo de mediano plazo muy ambicioso en cuanto a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero en un 25% para el año 2020, con respecto al nivel imperante en la década del 90, y desempeñará un rol de liderazgo en las negociaciones internacionales. Además, promoveremos activamente la innovación ecológica, aprovechando las tecnologías ambientales que posee Japón.
Cada uno de nosotros le debe a las próximas generaciones esta tierra heterogénea e indispensable. Como presidencia de la Décima Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, Japón encabezará un esfuerzo de alcance mundial con miras a la protección global de la biodiversidad y uso sostenible de los recursos biológicos.
El G8 ha desempeñado un papel preponderante en hacer frente a cada uno de estos retos mundiales. La importancia del G8, respaldada por un concepto compartido de valores fundamentales, a saber la libertad y la democracia, se mantiene invariable.
Apoyo plenamente el liderazgo del Primer Ministro Harper, como presidente de la Cumbre del G8 en Muskoka, al escoger el tema del desarrollo, particularmente en relación con la salud materno-infantil, como un tema de gran importancia en la agenda. Restando sólo cinco años y con una Cumbre de las Naciones Unidas programada para septiembre, este año es sumamente importante para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el 2015. A la comunidad internacional se le exige que demuestre su voluntad unificada de cumplir con esos objetivos y, como grupo de principales donantes, el G8 tiene la responsabilidad de liderar dicho esfuerzo a nivel mundial. Demás está decirlo, el G8 debe además abordar el tema de la pacificación a fin de asegurar la paz y la seguridad como prerrequisito para el desarrollo.
La comunidad internacional enfrenta problemas urgentes en el plano político y de seguridad, tales como aquéllos por los cuales atraviesan Irán y Corea del Norte. Unidos por valores fundamentales comunes, los miembros del G8 tienen una responsabilidad compartida frente a la paz y la seguridad internacionales. Pienso que los líderes de los países del G8 deberían discutir francamente estos temas y enviar un mensaje contundente a la comunidad internacional acerca de su determinación de abordarlos.
A medida que el mundo va experimentando cambios sin precedentes, queda claro que ningún país por sí solo es capaz de resolver los complejos problemas mundiales. Ni tampoco recurriendo a un solo marco en particular. Cooperando más intensamente con países que tienen la voluntad y la capacidad de cumplir con sus responsabilidades, he adquirido el compromiso de abordar la economía mundial y otros asuntos globales a través de los marcos del G20, del G8 y del APEC.
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